sábado, 7 de junio de 2008

Amigo, amicísimo, amico, ami, friend, freundschaftlich

Ahí está: en los idiomas más importantes de mi mundo; una palabra que en español cuenta tan solo con cinco letras; de inmediato algunos rostros se resuelven en la memoria identificados con ella, con cada uno llegan momentos especiales de risa y llanto; pláticas de mucha, poca o ninguna importancia; cortas noches de largas conversaciones, sacrificios que los demás no entienden...a menos que sepan por propia experiencia el significado de la amistad, y no por referencias intelectuales escuchadas o leidas por allí.

En el Diccionario Real
de la Academia Española la definición de amigo o amiga, que me parece mas justa es ésta:


En las minas: palo que se coloca atravesado en la punta del tiro o cintero para que, montándose los operarios, bajen y suban por los pozos.

Es decir: los mineros bajan o suben confiados a través del
profundo tiro de las minas, porque saben que el amigo soportará su peso. Hay razón para aceptar que la referencia bíblica de amigo sea la de un tesoro y que se considere afortunado a quien, a lo largo de su vida, encuentra al menos uno o a una.

Durente mi niñez y juventud tuve un amigo, el mejor amigo que he tenido. Al igual que la definición, fue mi soporte a través de ese largo y profundo pozo que fueron mis años de adolescencia e inicios de juventud. Fue inquebrantable hasta el día de su muerte, tratando de enseñarme que debía elevarme por encima de mi mundo de emociones. A los noventa y dos años solo dejó su labor de escritor unos pocos meses antes de empeorar y ser hospitalizado de emergencia en horas de aquella noche en la que le perdimos físicamente: una fresca noche de inicios de noviembre de hace un motón de años exhaló su último suspiro en presencia de todos los que nos reunimos con él para despedirle.

Pocas horas antes de entrar en agonía se despidió de todos los que le acompañámos, dándonos a cada uno su propia bendición: unas pocas palabras al oído...¡sus últimas palabras dedicadas a cada uno!

Para él yo era Paco, y él fue mi abuelo, mi amigo, mi maestro, mi padre; en pocas palabras:
El ABUELO

Así me pueden llamar: Paco, como me llamó el abuelo.
Barba hirsuta, voz de trueno, pero un trueno de ternura...
Ven a darme la lectura, era el llamado a las dos…
en medio de regia paz que su presencia imponía
La lectura era seguro que debía ser perfecta...
más: perfecto era su amor, un amor a su manera.
Asi mantúvose en vida, creyendo a este mundo bueno
¡La lección que no aprendió!

Paco juguemos damero (siete en punto vespertina),
Vivaldi o Bach en la radio...¡Abuelo ya me ganó!
Otra más para el desquite que esta vez no gano yo.
El anciano humilde y serio, sabio, noble y hablador,
conocedor de mi historia, conociendo mi interior,
acaricio mi cabeza, acaricio mi dolor,
supo de mi futuro y una vez más me advirtió:
¡No malgastes tu alegria en amores sin valor!

Todos estos años me ha hecho falta el Abuelo. Ya no está ese increíble sabio que contestaba con lujo de detalle y derroche de paciencia todas mis preguntas. Todavía recuerdo todos los esfuerzos que hice tratando de hacerle pronunciar la palabra cabrón, pidiéndole me dijera como se podía llamar a un cabro muy muy muy grande;

<< Cabrototote, Paco >> me decía sonriendo.

Ya no esta el viejo que me llamaba a corregir sus escritos, a caminar media hora después de las cuatro de la tarde hasta el Parque El Obelisco vistiendo alguno de sus trajes de casimir complementados con sombrero de fieltro y bastón. Ya no están los dulces que peleábamos con mi hermana después de cada almuerzo, ni los cuentos del Tío Coyote contados una y otra vez con variantes para no aburrirnos...¿quien podría aburrirse con El Abuelo?.

Como todo adulto tuve que aprender a contestar mis propias preguntas y a fingir que todo estaba bien para que la familia no sospechara que alguna cosilla me molestaba. Y así es la vida o ¿?:
Las dificultades, las decepciones, los temores son parte integral de ella...¿en qué consiste entonces el valor del diario vivir? y ¿cómo reconocer y valorar los instantes de felicidad sin tener alguna comparación opuesta?